La adopción de generación distribuida en México representa una estratégica respuesta para capitalizar las fuentes renovables de energía y reducir la dependencia en las tradicionales redes eléctricas. Este enfoque involucra la producción de electricidad en proximidad al punto de consumo, mediante tecnologías como paneles solares, turbinas eólicas y biodigestores.
Los beneficios que emanan de la generación distribuida son multifacéticos y ejercen un impacto positivo tanto en los usuarios como en el entorno. En primer lugar, se traduce en un alivio financiero mediante la reducción de la factura eléctrica, al consumirse menos energía de la red y permitir la venta de excedentes a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Además, esta iniciativa contribuye a la lucha contra el cambio climático al minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero relacionados con la generación de electricidad basada en combustibles fósiles.
Al mismo tiempo, la generación distribuida puede enriquecer la calidad y seguridad del suministro eléctrico, minimizando las pérdidas energéticas durante el transporte y la distribución. Esto, a su vez, confiere una mayor resiliencia frente a posibles fallos o contingencias en la red. Asimismo, se erige como un motor de desarrollo económico y social en comunidades remotas o rurales al facilitar el acceso a servicios esenciales, como educación, salud y agua potable. En consecuencia, se propulsa la autonomía energética de estas comunidades.
En México, el auge de la generación distribuida en los últimos años ha sido catalizado por un marco regulatorio propicio y la disminución de los costos asociados a las tecnologías. Según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), al cierre de 2022 se registraron 334,984 contratos de interconexión de generación distribuida, con una capacidad instalada total de 2,629.78 MW[1]. Casi el 99.3% de esta capacidad proviene de la generación fotovoltaica, basada en paneles solares.
Sin embargo, persisten desafíos y oportunidades que pueden estimular el avance de la generación distribuida en México:
Ampliación del Acceso a Financiamiento: Es imperativo expandir el acceso a financiamiento para los usuarios interesados en implementar sistemas de generación distribuida, especialmente para sectores con ingresos bajos o dificultades crediticias.
Fortalecimiento de Capacitación y Certificación: La formación y certificación de instaladores y proveedores de equipos y servicios de generación distribuida deben ser reforzadas para asegurar la calidad y el cumplimiento de estándares técnicos y ambientales.
Fomento de Innovación e Investigación: La promoción de la innovación y la investigación en este ámbito puede optimizar el rendimiento y la integración de los sistemas con la red eléctrica y otras fuentes de energía.
Estímulo a la Participación Ciudadana y Educación Ambiental: Impulsar la conciencia sobre los beneficios y responsabilidades de la generación distribuida fomenta una cultura de consumo energético responsable y eficiente.
La generación distribuida en México posee un potencial considerable para suplir las necesidades energéticas del país de manera sostenible, contribuyendo simultáneamente al bienestar de la población y a la preservación del medio ambiente. Con este propósito en mente, es esencial continuar impulsando su desarrollo a través de políticas públicas, incentivos económicos y acciones educativas que promuevan su adopción y aprovechamiento.
[1] Gobierno de México. (2021). Estadísticas sobre las Solicitudes de Interconexión de Centrales Eléctricas de Generación Distribuida. 29 de agosto, 2023, https://www.gob.mx/cre/documentos/pequena-y-mediana-escala
La generación distribuida puede tener un impacto en las tarifas eléctricas, ya que puede modificar la demanda y la oferta de energía en el sistema eléctrico nacional. Por un lado, la generación distribuida puede reducir la demanda de energía de los usuarios que la realizan, lo que implica una menor necesidad de inversión en infraestructura y una menor emisión de gases de efecto invernadero. Por otro lado, la generación distribuida puede aumentar la oferta de energía al sistema eléctrico nacional, lo que implica una mayor competencia y una mayor diversificación de las fuentes de generación. Sin embargo, la generación distribuida también puede generar algunos retos técnicos y regulatorios, como la intermitencia, la calidad del servicio, la seguridad, la coordinación y la remuneración adecuada.
Las tarifas domésticas de bajo consumo CFE son las que se aplican a los servicios de electricidad que tienen uso habitacional y que no superan ciertos límites de consumo mensual, según el tipo de tarifa y la temporada. Estas tarifas tienen como objetivo incentivar el ahorro de energía y proteger a los usuarios de bajos ingresos. Las tarifas domésticas de bajo consumo CFE son las siguientes[2]:
Tarifa 1: Se aplica en todo el país, excepto en las zonas donde se aplican las tarifas 1A, 1B, 1C, 1D, 1E y 1F. El límite de bajo consumo es de 250 kWh/mes.
Tarifa 1A: Se aplica en las zonas donde la temperatura media mínima en verano es de 25°C o más. El límite de bajo consumo es de 300 kWh/mes.
Tarifa 1B: Se aplica en las zonas donde la temperatura media mínima en verano es de 28°C o más. El límite de bajo consumo es de 400 kWh/mes.
Tarifa 1C: Se aplica en las zonas donde la temperatura media mínima en verano es de 30°C o más. El límite de bajo consumo es de 850 kWh/mes.
Tarifa 1D: Se aplica en las zonas donde la temperatura media mínima en verano es de 31°C o más. El límite de bajo consumo es de 1000 kWh/mes.
Tarifa 1E: Se aplica en las zonas donde la temperatura media mínima en verano es de 33°C o más. El límite de bajo consumo es de 2000 kWh/mes.
Tarifa 1F: Se aplica en las zonas donde la temperatura media mínima en verano es de 35°C o más. El límite de bajo consumo es de 2500 kWh/mes.
Los precios por kWh de cada rango varían según el tipo de tarifa y la temporada. La temporada de verano comprende los seis meses más cálidos del año, según las observaciones meteorológicas que rijan en cada área. Los seis meses restantes se consideran fuera de verano.
Si el consumo promedio mensual supera el límite establecido para la tarifa, se reclasificará tu servicio en la Tarifa Doméstica de Alto Consumo (DAC), que tiene un precio único por kWh mucho más alto que las tarifas domésticas de bajo consumo CFE. La DAC se aplica para desincentivar el uso excesivo e irracional de la energía eléctrica y promover el uso eficiente y responsable.
[2] CFE. (2023). Esquema tarifario vigente. Agosto 31, 2023, https://app.cfe.mx/Aplicaciones/CCFE/Tarifas/TarifasCRECasa/Casa.aspx
La Figura 1 nos desvela un patrón intrigante: municipios que experimentan un alto consumo energético debido a las temperaturas elevadas, mayormente impulsado por el uso de sistemas de aire acondicionado, como los casos de Culiacán, Hermosillo y Mexicali, no se alinean con aquellos que presentan la capacidad instalada más extensa de Generación Distribuida.
En cambio, se observa que la mayoría de esta capacidad de generación distribuida se encuentra en municipios sujetos a la tarifa 1, zonas donde las demandas de refrigeración no son tan apremiantes. Esta discrepancia resalta una oportunidad de gran calado: la perspectiva de ampliar la capacidad de Generación Distribuida en localidades con una demanda eléctrica considerable, originada por la necesidad de climatización.
La Figura 1 plantea la posibilidad de rediseñar la infraestructura de generación de energía con el fin de responder con mayor precisión a las altas demandas en áreas donde la refrigeración es esencial. Esta adaptación no solo podría aliviar la carga sobre la red eléctrica durante los picos de calor, sino también contribuir a la sostenibilidad al aprovechar fuentes de energía más limpias y descentralizadas.
Para materializar esta visión, sería crucial idear estrategias de incentivos y políticas específicas que estimulen la adopción de tecnologías de generación distribuida en estas regiones propensas al calor. Además, se podrían implementar medidas para optimizar la eficiencia energética en la operación de sistemas de aire acondicionado y otros dispositivos consumidores de energía en esos municipios.
En resumen, la Figura 1 nos brinda una perspicaz visión de cómo se entrelazan la demanda de energía, el uso de aire acondicionado y la generación distribuida. Al aprovechar esta información, podemos concebir estrategias inteligentes para abordar de manera más eficiente y sostenible las necesidades energéticas en contextos de climas extremos. De esta manera, no solo lograremos un suministro eléctrico más adecuado, sino que también avanzaremos hacia un futuro energético más resiliente y responsable.
Los municipios con acceso limitado a la red eléctrica a menudo se encuentran en áreas remotas o menos desarrolladas, lo que puede obstaculizar su bienestar económico y calidad de vida. La falta de acceso a una fuente confiable de energía eléctrica puede limitar la operación de negocios, el acceso a la educación y los servicios de atención médica, así como afectar la seguridad y la comodidad en los hogares.
La Generación Distribuida se erige como una solución potencial para abordar esta disparidad. Al implementar sistemas de generación local, como paneles solares, turbinas eólicas pequeñas, pequeñas hidroeléctricas, biodigestores o microrredes, estos municipios podrían reducir su dependencia de la red centralizada y garantizar un suministro eléctrico más constante y confiable. Esto no solo mejoraría la calidad de vida de los residentes locales, sino que también podría impulsar el bienestar económico al permitir nuevas oportunidades comerciales y empresariales.
Para hacer realidad esta visión, se necesitarían enfoques integrales que consideren las condiciones geográficas, económicas y sociales de cada área. La inversión en infraestructura y tecnologías apropiadas sería esencial, así como el desarrollo de políticas gubernamentales que fomenten la adopción de soluciones de Generación Distribuida en áreas con acceso limitado a la electricidad.
La Figura 2 muestra una relación incontestable: los municipios con un acceso limitado a la energía eléctrica se ven reflejados en una capacidad reducida en cuanto a Generación Distribuida. Por otro lado, aquellos municipios beneficiados con un suministro eléctrico más robusto exhiben una capacidad proporcionalmente más grande en términos de Generación Distribuida.
Este patrón identificado no solo sugiere una perspicaz observación, sino que también insinúa una oportunidad valiosa y sustentable: la expansión decidida de la Generación Distribuida en las áreas donde el acceso eléctrico es escaso. A través de esta medida, no solo se podría mitigar la falta de acceso a la electricidad en estas localidades, sino también empoderarlas para generar su propia energía de forma descentralizada.
La implementación efectiva de esta expansión conllevaría la consideración de varios aspectos cruciales. Primero, la elección de tecnologías de generación debe adaptarse a las condiciones específicas de cada ubicación, aprovechando recursos naturales como la radiación solar o la fuerza del viento. Además, la formulación y aplicación de políticas de apoyo y regulación serían esenciales para estimular la inversión en la infraestructura energética local.
El análisis de la Figura 2 pone de manifiesto una interesante correlación: los municipios que enfrentan limitaciones en su acceso a energía eléctrica también presentan una capacidad considerablemente reducida en términos de Generación Distribuida. En contraste, aquellos municipios que disfrutan de un acceso más amplio y estable a la electricidad también ostentan una mayor capacidad instalada de Generación Distribuida.
Este hallazgo no solo nos proporciona una comprensión más profunda de las disparidades energéticas, sino que también nos ofrece una hoja de ruta hacia un futuro más equitativo y sostenible. Al promover la autonomía energética en las áreas con recursos limitados, podemos trazar un camino hacia un desarrollo energético más justo y eficiente.
El incremento de la electricidad para bombeo agrícola tiene consecuencias sociales y ambientales. Por un lado, afecta la seguridad alimentaria y el ingreso de las familias rurales, que dependen en gran medida de la producción agrícola. Por otro lado, incentiva el uso de fuentes alternativas de energía, como los generadores diésel, que emiten gases contaminantes y contribuyen al cambio climático.
Ante este escenario, se requieren soluciones integrales y sostenibles que permitan reducir el costo y el consumo de la electricidad para bombeo agrícola, así como mejorar la eficiencia y productividad del riego.
La generación distribuida y el bombeo agrícola en México son dos temas que pueden generar sinergias positivas para el desarrollo del sector agropecuario y el aprovechamiento de las energías renovables. Sin embargo, se requiere de una mayor difusión e información sobre los beneficios y las ventajas de estos sistemas, así como de una mayor coordinación entre los actores involucrados: autoridades, empresas, productores y organizaciones. Asimismo, se requiere de una revisión y una actualización del marco regulatorio vigente, para facilitar y promover la adopción e integración de estos sistemas en el sistema eléctrico nacional.
En la figura, se puede observar claramente cómo los municipios que presentan una demanda significativa de electricidad destinada al riego y bombeo agrícola difieren considerablemente de aquellos que cuentan con una mayor capacidad instalada en generación distribuida.
Es relevante resaltar que, a medida que nos proyectamos hacia el futuro, la adopción de generación distribuida se perfila como una alternativa sumamente viable para optimizar tanto los subsidios asociados a esta tarifa como la dependencia de la centralización en el sector eléctrico. Esta transición hacia la generación distribuida no solo podría contribuir a una gestión más eficiente de los recursos económicos, sino también a una mayor autonomía en el suministro energético.
Adicionalmente, en determinados escenarios, la implementación de sistemas de generación distribuida podría desempeñar un papel fundamental en la reducción de la utilización de combustibles fósiles en lugares remotos, donde el bombeo y el riego agrícola son actividades críticas. De esta manera, se abrirían oportunidades concretas para mitigar los efectos negativos asociados con la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación ambiental.
En resumen, la sinergia entre la demanda de energía para riego y bombeo agrícola y el potencial de generación distribuida resalta la posibilidad de optimizar recursos, reducir subsidios, descentralizar el sector eléctrico y disminuir la huella de carbono. Estos factores, en conjunto, sugieren un horizonte prometedor en el ámbito del bombeo y riego agrícola mediante la adopción estratégica y sostenible de soluciones de generación distribuida.
Rafael González 2023